La habitación estaba oscura y la persiana estaba tendida. Por fuera el sol con su mano derecha golpeaba el cristal para poder penetrar aquella persiana y entrar a su interior. Estubo un buen rato buscando una brecha en esa defensa y al fin encontro una pequeña ranura por donde poder acceder a aquella habitación. Al fin consiguió entrar una vez aquí se limito a observar.
Era una habitación pequeña con unas estanterias, un par de quadros, una mesa con libro, un gran armario y por último una casa, esta tenía las sabanas completamente revueltas y con estas se taban el cuerpo una joven pareja... El se hayaba despierto observando el amanaecer que se divisaba por las ranuras, ella por contra estaba dormida apollando su cabeza sobre le pecho de el, este la abrazaba con su brazo derecho, mientras con su mano la acariziaba, con la izquerda la paso por su barbilla haciendole una especie de mini masaje, para despertarla... poco a poco el acercaba sus labios a la oreja de su acompañante y le dijo con tono muy suabe:
- Ey, dormilona. - Y la beso en la mejilla. - Despierta pequeña dormilona.
- Hum... - Gimió ella - Que pasa.
- Esta amaneciendo.
- Y que ? - Pregunto ella mientras parecía aun estar dormida.
- Pues que es una imagen preciosa, no crees. - El la continuaba mirando mientras la abrazando y la otra mano la pasó por encima de su mejilla.
- Si. - Y bostezo - Es preciosa. - Y abrio un ojo para verle.
- Aunque esta a años luz de ser tan preciosa como tu.
- Bueno eso es obio no? - Y ella le sonrió con una sonrisa de oreja a oreja.
- Aich. - Rió el y la besó en la frente - Reina mía, me encanta que sigas siendo igual que el primer día en que nos conocimos. - Y volvió a besarla en la frente.
- Lo mismo digo. - Y ella se lanzó sobre su cuello - Por que ya te he dicho mil veces que no me gusta que me llames reina - y sigió dandole besos por el cuello. - Pero aun así, continuas diciendomelo.
- Por que se que en el fondo te gusta, sólo intentas aparentar ser una durita, pero tu corazón es muy blando. - Y el empezo a besarla por el cuello, cuando ella al oir esas palabras dejo su posición en la cama y se coloco encima de el sujetandole las manos y poco a poco iba inclinandose hasta llegar a su oido para decirle.
- Parece que no has tenido suficiente guerra esta noche. - Y empezó a mordisquearle la oreja.
- Una frase tentadora mi capitana. - Dijo el sujetandola por la cintura, que sin previo aviso la volvió a poner en la cama y el se colocó encima.
- Asi que quieres guerra, no ? - Dijo ella.
- Date la vuelta. - Ella sin reprochar se recostó boca abajo, y el empezó a deslizar sus manos por la espalda de su compañera mientras la besaba por la oreja y cuello.
- Donde te han enseñado ha hacer los masajes tan bien ? - Pregunto ella mientras disfrutaba del placer del tacto.
- Por mi propia cuenta. - Y el sigio con el masaje durante un buen rato.
Al fin el dejó sus caricias sobre ella, pués el masaje de buenos días había acabado. Se levantó de la cama y fue a la cocina donde preparo el desayuno para ambos, llebó la ligera comida a la cama donde empezaron a comer...
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