Son como palmas de barro, al intentar aplaudir se deshacen en su roce. Un impacto de masas que derrocha un rió que desciende desde el olimpo.
Poco a poco, de aquel impacto una montaña de barro cobra forma. Dicen, que con el paso de los siglos sobre su superficie fueron creciendo plantas, repletas de flores. Estas nacieron hasta en la tierra mas hostil que podía existir en ese mundo. Hasta en los lugares mas inertes, pueden nacer un ápice de vida... un ápice de luz.
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