lunes, 3 de marzo de 2014

Old-llama 6

Este texto no esta acabado, lo encontré por el pc, era una base para texto de un capitulo del libro de juglares, finalmente no formara parte del 1 cd Ignis, así que lo dejo aquí.

PD: Este texto no esta acabado:

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Llama 6

El sol, nació por el este, alzándose entre unas delicadas nubes en el alba, caminando lentamente sobre el mar, surcando la costa, alzando la brisa, alimentando las plantas, flores, árboles… llamando con calidez a los ojos de un águila, que descansaba en un acantilado. Adentrándose en la tierra, penetrando ventanas, llegando al mar de calma de cada hogar. Abrazándoles en su descanso, dándole la misma calidez que una madre, brinda a sus hijos. Dando a los ojos, el poder de discernir los objetos, y tener, así, la guía de su destino.

Un joven muchacho, se haya despierto antes del nacimiento del nuevo día. Era joven, no tendría mas de 23 años, su pelo era largo y negro como las tinieblas que asesinaba la luz. Sus ojos eran marrones, piel morena, una barba de un par de días de vida. Sus ojos, se hallaban perdidos en un mar de ternura, observando a la mujer que se encontraba a su vera. Dicho ser, poseía el pelo completamente rojo, como si un mar de llamas abrasaran su cabeza, el pelo era rizado y completamente precioso, este moría aplastado por su cabeza sobre la almohada, sus mejillas eran redonditas y desde una de ellas, pasando por la nariz, hasta perecer en la otra tenía un océano de pecas en su tenue rostro, una barbilla pequeña y delicada. Abrió lentamente los ojos, unos ojos marrones, como la densa tierra de un campo por cultivar.

-Buenos días… -y el chico acerco su rostro, al oído de la chica- princesa.
-Buenos días tonto. –Sonrió ella calidamente y besó su mejilla-.
-¿Como ha dormido su eminencia? –Continúo susurrándole al oído-.
-Pues reposando mi cabeza en tu pecho, y arropada en tus brazos. Así que dime. ¿Cómo crees que he dormido? –Le pregunto con una sonrisa-.
-Pues, supongo que muy mal, ya que mi pecho y mis brazos no son cómodos.
-Tonto. –Le reprocho ella con una gran sonrisa y una pequeña palmada en su hombro-.

Sus ojos rebosaban un mar de felicidad, sus miradas se volvían tiernas, mientras se apagaban al unir sus cabezas, uniéndose en un único ser al consumarse un beso calido, tierno, arropando con su mano el cuello de ella, danzando las lenguas en un baile de pasión. Sus almas eran una, al lado del otro habían encontrado la felicidad que sus corazones anhelaban desde que nacieron en lugares diferentes. Poco a poco, una lágrima recorría la mejilla de la chica. El, con una mano seco dicha lágrima con sus dedos, acariciando su mejilla.

-¿Qué te pasa?
-¿No es obvio? Cada vez vienen a por ti más seres de esos. No se cuando tiempo mas podremos estar juntos. Y me destroza la idea… de perderte.
-Tranquila, venga relájate, sabes que estoy aquí para cuidarte, darte cobijo cuando la lluvia de los problemas quiera bañarte. Siempre tendrás este sombro para apoyarte y contar lo que te pase, estas manos para secar tus lágrimas, un río que te de paz y desconecte de todo, y sobre todo, quiero ser esa adrenalina, que recorra tu cuerpo cuando estas feliz.
-Lo se, todo eso, me lo das, y mucho mas aún, haces demasiado por mi. No eres tu el problema si nos yo… yo y mi miedo, a que ellos se salgan con la suya.
-No se saldrán, te lo prometo, si nos separan, ten por segura que te iré a buscar haya donde estés.
-Tus palabras son tan calidas como un abrazo. Tan seguras como cualquier muro. Nunca nadie me hizo sentirme tan cómoda, segura, tranquila… y pensar que tuvo que venir alguien así para darme todo esto. – Ella empezó a rodear su cuerpo con sus brazos, dejando caer la cabeza en su pecho – Cuando lo nuestro empezó y me contastés eso, pensé que era irreal, pero ahora que ya lo siento en mi carne… no comprendo por que no quieren que vivas la vida que tu elijas.
-Por que así es ese mundo.
-Entonces abra que cambiarlo. –Alzo ella la vista uniendo sus miradas-.
-Lo cambiare para ti.
-No es por mi sola cariño, nadie se merece vivir una vida que no quiere.

La mujer salio lentamente de la cama, con su cuerpo mudo siendo alumbrado por los destellos del amanecer, su cuerpo danzaba en silencio hacía la ventana, arropada por la brisa del alba en su piel. Abrió la ventana, dejando entrar la gracia de la vida adentro. Sintió como los brazos del chico arropaban su cadera, como colocaba su rostro en su cuello y lo beso tiernamente. Ella cerraba lentamente los ojos, con una sonrisa en su rostro, mientras con su mano le deshacía el pelo a el..."


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