Ambos caminaban, ella sobre un hermoso lobo blanco y el... a pie. El viaje fue transcurrido con calma, intercambiando preguntas y curiosidad sobre la vida. Aparentemente, nada importante. Incluso a veces se creaba un silencio incomodo. Ashrra era la única que sacaba temas para hablar, pero el pequeño infante era poco hablador, muerto de vergüenza y con inquietud sobre aquello que viviría los próximos 3 siglos, se sumergía en su mundo, mas que en las palabras de ella. Antes de poner fin al primer día, ella le advirtió "si en 1 mes no has alcanzado la primera liberación (controlar un elemento) te forzare a ello".
Los días pasaban, el tiempo se desvanecía en las manos y Erg continuaba encerrado en no aceptar lo que era, continuaba sumido en un mar de agonías, de dudas... cada día era mas pesada la carga que le aterraba y muchas noches se veía sumergido en pesadillas. El último día del mes, Erg no había controlado, ni por asomo, su primera liberación, así que Ashrra se vio forzada a actuar. Continuaron caminando desde que despertaron y le llevo a un valle en medio de las montañas, el valle era tétrico, lleno de neblina por el suelo y apenas accedía luz por la densa flora. Ella dejo de caminar, hizo un chasquido con los dedos un mar de brazos surgieron del suelo y agarraron a Erg, este empezó a temblar y gritar. "Que conmovedor, tienes tiempo de gritar" Ironizo ella. "siento esto, pero es la única forma" Se acerco a el con un cuchillo y lo coloco en su hombro, lo calvo un poco y empezó a brillar emitiendo una hoz de luz que atravesó todo su hombro y parte del cuerpo. El chico empezó a sangrar y le susurro al oído "cuando un cuerpo esta apunto de morir, se enfrenta al instinto de su alma para encontrar la forma de vivir, la herida es mortal para cualquier cuerpo, excepto para aquellos que controlan la magia y pueden regenerarse, ya que no te he dañado los órganos vitales, ahora... ¡ demuéstrame de que estas hecho!"
El cielo era un océano de oscuridad, los truenos descendían con fuerza, el viento gruñía con fuerza y el agua descendía con tristeza desde las nubes. Erg apareció en medio de este caos, en el caos de su perturbada mente. Intentaba cubrirse el rostro frente a la gran cantidad de arena que desprendía el viento, pero la fuerza de este le impedía cubrirse bien. Su piel se humedecía y helaba. Su alma, navegaba a la deriva.
-¿Puedo saber, por que no me has llamado?-escucho una voz tranquila, entre tanto trueno ensordecedor.
Alzo la mirada y continuo mirando con inquietud, dio unos pasos al frente mientras el viento golpeaba su rostro. Continuo dando un par mas, pero solo observaba un montón de nada. El viento y la lluvia eran tan fuertes que era imposible mirar dos pasos hacia delante. Intento forzar la vista y entre el negro viento observo una llamas deslumbrantes... afino mas sus ojos y se percato de aquello que se hallaba frente a sus ojos. Era un hombre mayor, con una enorme melena negra, barba y bigote largos, su mirada era tranquila, y su piel mostraba marcas de la edad. Llevaba una túnica negra, con la textura de que mil llamas la formasen. Encima de ella, una ligera armadura le protegía, junto a unas hombreras. Y entre sus manos una espada, que emitía unas llamas, que recorrían todo su cuerpo.
-Parece que por fin estas empezando a confiar en ti, me alegro- Digo con tono indiferente y rostro serio.
-Tu... tu eres mi... ¿Daimon?-Pregunto con intriga-.
-Vaya -respondió sorprendido- Ni te has dado cuenta de que el viento, aire o truenos te molestan para escucharme, pese a estar a una distancia considerable.-Erg se percato y sorprendió al a vez, ya que ni si quiera el se había percatado de ello- Si y no, soy tu Daimon, pero no es correcto decirlo ya que soy una parte de el, mas correcto sería decir que soy la parte de tu alma encargada de darte confianza, seguridad y esperanza. Que seas capaz de escucharme, de verme... y mas aún, de sentirme, muestra tu deseó de conocer quien eres en realidad. Voy a darte mi parte de poder, pero, deberás trabajar duro para dominarme del todo.
-¿Y ya esta? esto es todo para...-No llego a completar la frase cuando su Daimon le interrumpió.
-Ya te lo he dicho, soy tu seguridad, confianza y esperanza. Ya tienes seguridad y confianza para hablarme, y lo mas importante, tengo esperanzas en ti. -Ambos se miraron interactuando sus emociones. Dejando que un enorme mar de llamas rojas extinguieran el viento, evaporaran la lluvia y ascendieran al cielo, despejando las nubes y dándole al sol el poder de alumbrar su nuevo mundo.
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